Autor Tema: Relatos Gunslingers  (Leído 4316 veces)

10 de Mayo de 2014, 17:31:45
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Delan Conway

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Soy un error, una aberración de la naturaleza, un mal chiste en el retorcido sentido del humor de algún dios cósmico. Ni siauiera debería haber nacido. Al menos eso es lo que mi padre me repetía una y otra vez cuando, por las noches, se emborrachaba y pensaba en mi madre. Tu la mataste. Debiste morir alli dentro antes de salir. Luego caía en un delirante sueño etílico. La segunda esposa de mi padre cuidaba de mi, aunque nunca tuvo el valor para enfrentarse a él. No la culpo. A él tampoco. En el fondo tenia razón. Si no hubiera nacido mi madre no hubiera muerto el día de mi nacimiento. Ese es un hecho irrefutable.

No me culpo por ello, no tenía control alguno sobre la vida o la muerte, al igual que no me culpo por lo que ha ocurrido a lo largo de mi vida. Supongo que atraigo a las desgracias. Veo la vida de los demás desmoronarse a mi alrededor mientras yo sigo adelante, siempre adelante. He perdido la cuenta de cuantas personas he visto morir a lo largo de los años. Algunas por mi mano, otras por circunstáncias ajenas a mi, pero no dejo de tener la sensación de que, incluso en aquellas desgracias aparentemente desconectadas con mi persona, he tenido algo que ver. Es como si atrajera el infortunio. No hablo de mala suerte; no, pensamientos tan frívolos no me tormentarían como lo estan haciendo. A veces, y sé que puede sonar un poco loco, a veces creo que la muerte viaja conmigo. Siento el peso del revolver en la mano. El frío tacto del acero al apretar el gatillo. El hombre frente a mi esta desarmado y demasaido borracho como para suponer una amenaza. Aún así disparo. El universo no da segundas oportunidades; yo tampoco. El hombre cae sobre la mesa rompiendo la pantalla sobre la que estaban jugando a Holo Poker. No escucho a nadie gritar. Es como si el tiempo se hubiera detenido. Casi puedo ver su alma intentando escapar de aquello que me acompaña. Lo he visto un millar de veces. Un leve vaho escapando de un último suspiro. Luego la sombra, mi sombra lo alcanza y ambas se retuercen en el aire hasta que ambas se desvanecen. He tardado años en aprender a verlo, pero ahí está. Tan real como el humo que desprende el cañón de mi revólver.

Se que esto no ha acabdo aqui. Ojala pudiera decir que me equivoco, pero no suele ser asi. Sus compañeros de timba van armados y, al menos uno, no piensa quedarse sentado. Lo veo en la expresión de sus ojos. Los demás estan asustados, pero él no. Tal vez sea demasiado idiota como para estarlo, o tal vez sea el alcohol quien le impulsará a sacar el arma. Sea como sea es un error.
No hay recompensa por su cabeza. Sólo quiero escanear al Huttman y largarme de alli.
No le quito ojo de encima. Sus fosas nasales se ensanchan. Sus ojos se inyectan en sangre. La vena de su cuello palpita furiosa. Veo cierto parecido con Huttman. Tal vez sean familia.

No me importa.
Si despega el culo de la silla es hombre muerto.

Chasco la lengua desafiante. No quiero perder más tiempo en ese tugurio. Si tiene que hacer algo que lo haga ya.
Cuando parecía que por fin iba a dar el paso, uno de sus camaradas le puso la mano en el hombro.
-Es uno de ellos. Es un gunslinger.- le susurró al ver la chapa que relucía en mi abrigo.
Los nombres tienen poder en ciertos ambientes. Y en los oscuros rincones del universo, el nuestro inspiraba temor.
 

10 de Mayo de 2014, 19:41:14
Respuesta #1

Rafa _Too Wild

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Me gusta tomarme mi tiempo…

No me importa que mi presa huya, se esconda o pida ayuda. Comprendo que todavía no se siente preparada. Nadie mejor que cada uno para saber cuándo le ha llegado su hora.

Cada vez que un hombre ve a sus camaradas caer violentamente, agotar sus opciones y luchar como una bestia acorralada, alcanza una percepción nítida de lo que ha sido su vida y de lo que supone en la inmensidad del Universo.
 
No hay momento más revelador: llega la hora de hacer balance, de recordar a la gente querida con lágrimas en los ojos, de musitar una breve oración a Dios por si está escuchando y, sobre todo, de pedir perdón…

y la gente que persigo tiene mucho, mucho por lo que pedir perdón.
Mi oficio es estar allí cuando eso suceda… y no faltaré a la cita.
Soy un Gunslinger.

 

11 de Mayo de 2014, 02:08:33
Respuesta #2

Goldry

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El merlín se posó bruscamente levantando una gran nube de polvo de sílice. Hacia el norte un acantilado cerraba el valle donde había aterrizado la nave. En su cima se encontraba Süskind Ville que creciendo como un tumor de plasticero, bioplacas y cazabrisas  parecía derramarse por el borde del acantilado como la legaña que cuelga de un ojo enfermo.

El piloto, un tipo vestido con una raída cazadora de cuero marrón, unos tejanos deslavazados y un desaguisado sombrero cowboy, bajó del merlín intentando no tocar el fuselaje al rojo vivo que aún humeaba  después de la re-entrada. Se quitó las gafas de sol se atusó la perilla, escupió a lo lejos y rodeando la nave llegó hasta la popa donde de dos patadas expertas logró abrir la dilatada compuerta del compartimento de carga, tras unos instantes de búsqueda y dos maldiciones al Viajero encontró lo que buscaba.

Con movimientos expertos montó el trípode y en su extremo el láser de posicionamiento. Su parte del trabajo casi había terminado solo quedaba esperar.  Activó su mobiglas.

-Chachi que si a chachi que no.
-Adelante chachi que no.
-¡Vamos no me jodas! Esto es ridículo...
-¡Shhht Shhht! ¡¡¡Vamos coño sígueme el juego!!! Je je je.
-Esperando a que el puto cuco vuele sobre el jodido nido.
-Recibido chachi que no, te debo una buena cerveza.
-¡¿Solo una?! Serás c...

El piloto volvió a colocarse las gafas, escupió por segunda vez y colocándose un cigarrillo en la comisura dijo hablando para si:

-Quien cojones te mandaría meterte en estos berenjenales ¡eh Klyon, quien cojones! Espero que la recompensa merezca la puta pena.


De'lan Conway retrocedió paso a paso con sus ojos fijos en los parroquianos, nadie hablaba. Cómo suele decirse el ambiente podía cortarse con un cuchillo. En una situación cómo esta uno entendía que el tiempo es un ente vivo capaz de expandirse y retraerse. A su espalda, derramándose a través del quicio de la puerta, la luz de la raquítica estrella marrón hacia danzar su sombra sobre las caras de los patanes.  Un último paso le saco de ese tugurio.

Tan pronto pisó la calle se puso a correr. Sabía que una vez pasado el estupor inicial era más que probable que fueran a por él aprovechando la falta de testigos. Sus pasos le llevaron a las afueras, donde escondida entre una escuálida arboleda descansaba su 325A. Miró el mobiglas, de momento el tiempo jugaba a su favor.

Entró en la nave, cerró unos instantes los ojos y apretando sus sienes dejo escapar un lastimero suspiro. Detrás de su ceja izquierda empezaba otra vez el maldito martilleo, aun era débil, pero sabía lo que le esperaba y lo temía.


-Espero que ese maldito loco esté donde dijo que estaría.
-¡No me falles Goldry, no me falles maldito grillado!


A unos ciento veinte kilómetros en la vertical de Süskind Ville en órbita geoestacionaria una destartalada Connie empezaba a despertar de su letargo. A través de los escarchados cristales de la carlinga se apreciaban las siluetas de tres personas que hablaban y gesticulaban enérgicamente.

-...calculando vector de re-entrada.
-¿Estás seguro que esta tartana aguantará Goldry? – dijo R. Geek mirando de reojo a su izquierda.
-¡Claro que si! – dijo Goldry mientras miraba a uno de los mas recientes y prometedores Guns.

 Roberto era un tipo alto con una profusa barba de tres días, vestía una casaca que en algún momento del pasado debió ser roja y ahora tenía el color desgastado del vino viejo. Pero lo que más destacaba era su mirada, unos ojos negros que chispeaban locura y genialidad a partes iguales era listo el cabrón, era un puto genio en lo suyo.

-Esta preciosidad ha aguantado mas palos de lo que parece. ¡Antes se apagará la luz del universo! ¡Antes caerá toda la realidad en el Gran Sumidero! Antes pasará todo eso que esta nave sea pasto de los buitres espaciales! - dijo Goldry muy serio, con la mirada perdida en la negrura.
-Si tu lo dices – dijo R. Geek sin demasiado convencimiento.

Una carcajada estalló a sus espaldas. Era el risueño Rafa, siempre con una sonrisa en la faz, amigable y dispuesto. Hasta que alguien le tocaba los cojones, no por nada le apodaban Too Wild. Vestía un ajustado y anticuado traje para EVAs que marcaba sus nervudos músculos. No lo parecía, pero era un tipo fuerte, de los que rompen nueces con los dedos. Completaban el conjunto sus sempiternas y milagrosamente indestructibles gafas de aviador.

Al igual R. Geek, Rafa hacía poco que volaba con los Cowboys y menos aún con los Gunslingers, pero poco a poco se iba ganando la confianza de todos.

-Si maese Goldry dice que la Átropos aguantará, quienes somos nosotros para dudar de su palabra – dijo Rafa mientras la sonrisa volvía a aflorar en su hirsuto rostro y tomaba asiento tras el terminal de artillería.

-¿Erre? - preguntó Goldry
-¡Te he dicho mil veces que no me llames así!
-Si ya has calculado la parábola de entrada, pasa los datos a la pantalla central.

-¡Joooowi! ¡Jooooowi! ¿Estas despierto?- canturreó Goldry
-¡Por supuesto! - contestó una voz aterciopelada con la fuerza de un baritono.

Jowi también era de la nueva hornada de Cowboys, era todo un gentleman. De barba canosa y bien recortada, pantalones de pinza hechos a medida, un elegante chaleco, una camisa de rayas y unos auténticos zapatos italianos completaban el vestuario. Para resumir era el suegro que todas las consuegras sueñan tener. Si sabéis a lo que me refiero.

-Está bien, repasemos el plan, tu serás nuestro seguro de vida si algo falla le cubrirás el culo a D.C. ¿Ok?
-Ok
-Pues bien, pega la nariz de tu nave al culo de la connie eso te dará la ventaja de la sorpresa.
-¡Compas, vamos a patear un par de culos!


La Átropos empezó a virar hasta que alcanzó la posición exacta, un breve impulso de sus motores y la gravedad hizo el resto. A su espalda la 325 de Jowi se alineo a una distancia segura.

Cuando las primeras moléculas de aire empezaron a chocar contra la nave, un gemido cómo de bestia atávica recorrió la nave, el gas condensado por la presión contra el casco se inflamó en unas vistosas llamaradas de plasma. 


En la superficie la 325 de Del'an alzó una nube de polvo, escombros y hojas cuando inició la secuencia de despegue. Los indicadores de la nave arrojaban datos a una velocidad asombrosa. Del'an tecleaba de manera febril la consola mientras por el rabillo del ojo controlaba el radar. Casi estaba, casi.
El chivato del radar empezó a trinar. ¡Tres, no! ¡seis! señales habían aparecido y se acercaban  a gran velocidad.

El motor de la 325 se quejó, ululó y bramó pero al fin despegó. La nave pese a ser bastante aerodinámica no podía competir con aquellas naves atmosféricas, pronto lo alcanzarían. Encaró el morro hacia el sur, sobrevoló Süskind y rompiendo un par de cristales a su paso salió al valle donde empezó a su ascenso hacia los ya casi negros cielos. A su cola los seis Aero-Stuckers ganaban metros a cada segundo que pasaba. Casi había llegado a la capa de nubes ¡casi, joder!


En el fondo del valle un destello plateado seguido del sonido del trueno arrancó de la cabeza de Klyon el sombrero. Era la señal.
Ajustó el multi-láser, conectó el cable a la entrada de datos del merlín y encaró la pantalla del láser justo en el instante en el que seis extrañas naves seguian los pasos del trueno. Un puntito verde se dibujo en cada una de las aeronaves.

-¡Estáis jodidos hijos de puta!


Del'an apretó los dientes sólo le separaban unos cien metros de la seguridad del mar de nubes, cuando una mole de setenta y cinco toneladas atravesó la espesa capa de nubes y pasó hecha una exhalación a su lado tan cerca que por un instante casi le pareció ver a los mandos a un pequeño pelirrojo con sombrero cowboy y con la cara retorcida en una sonrisa de pura locura y diversión.

La Connie esquivó por los pelos la nave de Del'an, desplegó los cuatro brazos erizados de misiles y los disparo todos.
En ese mismo instante sucedieron dos cosas.
Primero.
Los misiles recorrieron el reducido trayecto que les separaba de sus objetivos.
Segundo. 
Un pájaro se cruzó en la trayectoria de uno de los láseres.

Y el cielo se llenó de luz y apareció una hermosa flor de fuego y chispas y de entre las llamas apareció la Átropos con las barquillas giradas 180º y expulsando plasma por los impulsores cómo si no hubiera un mañana.

A su espalda el Aero-Stucker superviviente atravesó el mismo agujero por donde había pasado Del'an sólo para encontrarse de cara con dos rafagas de proyectiles explosivos. Llovió fuego y cenizas sobre Süskind Ville.

La 325 de Jowi hizo una cabriola en el aire y puso rumbo al punto de encuentro en el tercer anillo de asteroides de aquel desdichado sistema.

En el fondo del valle Klyon recogía malhumorado su maltrecho sombrero cuando un ligero temblor subió desde el suelo hasta sus piernas mientras la estática hacía erizarse todo el pelo de su cuerpo.

Giró la cabeza y vio a aquella maldita nave y a su maldito piloto. Echó a correr como alma que lleva el diablo mientras la connie intentaba frenar a marchas forzadas, tuvo que saltar un par de veces para evitar las llamaradas azules que salían de los sobrecalentados motores. Casi estaba sin resuello cuando por fin aquel pandemonium paró con un sonoro silbido cómo el de una tetera hirviendo.

Una voz salió por los altavoces de la connie.

-¡Hey Klyon ! ¡Klyon! ¿Como vas de sed, te hace una birra?

-¡Maldito loco! ¡maldito loco hijo de puta! -gritó Klyon mientras agitaba los puños en dirección de la nave.

Una carcajada de puro regocijo y un poco de malicia resonó por entre las paredes del acantilado.
« Última modificación: 11 de Mayo de 2014, 20:57:34 por Goldry »
 

11 de Mayo de 2014, 20:21:40
Respuesta #3

Delan Conway

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De regreso al hangar el ambiente era distendido, como siempre al regresar de una misión. La cerveza corrió en abundancia mientras Kly empezaba de nuevo a cantar. Desde el día que en que Roberto le había dicho que tenía buena voz no paraba de soltar esos gritos en cuanto tenia ocasión. Rafa y Jowi le jaleaban como si de una stripper se tratara. Goldry, como siempre, se había quedado unos minutos a solas en su nave. A veces se le había escuchado hablándole, susurrándole mientras acariciaba el frío metal de su casco. Sin duda tenían una conexión que escapaba al entendimiento del resto de mortales, aunque su forma de pilotarla también parecía de otro mundo así que, hiciera lo que hiciera allí dentro, daba resutlados.

Del'an,sin embargo, se retiró a sus aposentos. Examinó la cuenta del banco en su mobiglass. El ingreso se había efectuado. Luego se tumbó sobre la cama y cerró los ojos. Ni se había molestado en quitarse las botas. Permanecía allí, pensando en todo y en nada a la vez, inentando ir más allá del alegre jolgorio que se escuchaba al otro lado de la puerta. Intentaba viajar al pasado en busca de algo inconcreto, algo que se le escapaba. Pero allí donde mirara tan sólo encontraba el frío rostro de la muerte.

Uno pensaría que alguien como él deberia haber superado todo aquello hacía mucho, pero no era así. Del'an era lo que era, pero no le gustaba serlo. Y aquello le quemaba por dentro.
Fue Jowi quien, unos minutos mas tarde, entró en su cabina a toda prisa.
-Del, lo tenemos. -Del'an siguió con los ojos cerrados, parecía que siguiera durmiendo, pero estaba atento, muy atento- Es Malak. Lo han localizado en Primus IV. Goldry acaba de recibi el soplo.

Malak

Los Gunslingers llevaban detrás de ese nombre desde hacía cinco años, cuando él y su banda asaltarón el pueblo en el que se habían detenido a pasar la noche. Fue un ataque relámpago. Ni siquiera se llevaron nada. Sólo lo atravesaron matando a todo el que se pusiera a tiro para desaparecer despúes en un vacío de información. Nadie les vio, nadie supo nada de ellos hasta ese preciso momento.

Jowi no estaba con ellos cuando el tiroteo, pero sabía que Del'an tenia sus razones para odiar a aquellos tipos. Concretamente una razón de centímetro y medio que le había atravesado el hombro marcándole para siempre. Cada vez que una mujer le preguntaba sobre la cicatriz él guardaba silencio. No mentiría, pero tampoco reconocería que tenía cuentas que saldar.
Del'an se levantó de la cama y esbozó una sonrisa, casi malvada, que hizo enmudecer a Jowi. Sin duda se alegraba estar del lado de tipos como él.
El gunslinger presionó su mobiglass.
-Goldry, parece que nos vamos de caza.
Al otro lado de la puerta, se escuchó a sus compañeros gritar al unísono.

¡Yihaaaaa!

Malak, sin duda, podía darse por muerto. Y ni siquiera importaba la recompensa. Esta vez era personal
 

12 de Mayo de 2014, 00:47:11
Respuesta #4

StarLord

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  • may the force be with you
Soy un desconfiado. Lo se, a veces no hay motivos para dudar, pero después de todo lo que he vivido, no se vivir sin el escepticismo. Recuerdo la misión en tiempo de la sublevación rebelde, cuando los mecánicos se cargaron a Will. El habría sido un gran aliado en estos tiempos, era el mejor piloto con el que compartí ala. Maldita chatarra de naves que teníamos entonces. Ayer volábamos detrás de nuestra presa y ese cacharro hacia un ruido de mil demonios. Sabía que no iba aguantar, pero ellos decían que si. Al final hemos llegado de vuelta, por esta vez.

Hace ya 3 años que deje la expedición de la UEE, pero aún recuerdo las ultimas semanas. Fueron emocionantes. Descubrir un nuevo sistema con vida inteligente no sucede todos los días. Para un científico como yo, era una oportunidad única de volver a mi juventud, antes de la guerra. Lamentablemente esos personajes del gobierno tramaban algo desde el principio. ¿Por que nos iban a dar una Idris con todo aquel equipamiento de laboratorio a un grupo de científicos sin grandes logros en nuestras carreras? Llegaron rumores de que terraformaron aquel planeta sin previo aviso, acabando con toda seguridad con la civilización que habíamos encontrado. En fin, es un rumor de una ilegalidad, no puedo hablar de esto con nadie de aquel grupo. Nos tenían tan cogidos por los cojones con el maldito contrato... Manos mal que encontré este grupo, solo como mercenario me habría vuelto loco. Gunslingers era ahora mi familia.

Voy a darme una ducha y a salir a tomar una cerveza a la cantina, seguro que estos impresentables ya están borrachos todos... y no me han esperado. Desde que llegué he vuelto a sentir que pertenezco a algo. Gracias a las habilidades como piloto que adquirí en la guerra rebelde, he conseguido integrarme sin llamar mucho la atención. Quizá debería haber insistido más en que Goldry no nos llevara en su chatarra de nave, al menos hasta que le pase una buena revisión, pero de momento no diré nada y apretaré los dientes.

El agua arde en las heridas. Aún tengo esa herida inflamada del conflicto del bar de la semana pasada. Maldito Delan y su forma de hablar, casi consigue me matan por su culpa, aunque he de reconocer que fue divertido. Aquel delincuente nos dio una tarde divertida. Lastima que tuviésemos que entregarlo vivo por la recompensa, era un traficante de mujeres sin escrúpulos. Me hubiera gustado tomarme la justicia por mi mano.

De repente llaman a la puerta. Es Rafa.

- Ey Bob, voy a la cantina que están todos brindando por lo de hoy. ¿vienes?
- Si Rafa, déjame coger mi mobiglass. Vamos.

De camino a la cantina vi un mensaje en mi mobiglass. Era de mi ex-mujer. Quería que volviese. Pero ella sabía que eso era imposible. No en mi estado mental después de todo lo que ha pasado estos últimos 15 años. Al menos me adjunto una foto del enano. Ya ha cumplido 6 años. Le visitaré algún dia, antes de que cumpla los 13.

Yiiihaaaaa -grito Jowi - por fin vienen los tardones. ¿Os estabais tocando juntos?
No me toques los cojones Jow, ha sido un día duro - le espeté
Tranqui tio! Venga que a esta invito yo! - Le replicó Jowi
No esperaba menos compañero. Brindemos por otro día más en el infierno.

No recuerdo donde terminó la noche, maldita cowbeer. Lo que más me gusta de Gunslingers es que todos tenemos el puto mismo control bebiendo. Nulo. Me habia dormido con las botas puestas. Mejor, ya estaba listo para un nuevo día. Sonó la puerta. Era el loco de Goldry, habian localizado a Malak. Por las historias que me habían contado, hoy no iba a ser un día cualquiera. Nos íbamos de caza.

Yiihaa!!
« Última modificación: 12 de Mayo de 2014, 00:53:20 por robertogeek »
 

12 de Mayo de 2014, 02:52:26
Respuesta #5

Klyon

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El alboroto me empezó a dar dolor de cabeza y me ausenté mientras los chicos seguían celebrando el éxito. Me acerqué a la pequeña sala llena de cajas en la trastienda del Titty Twister que usaba a modo de habitación. Como siempre hago cuando termino una misión, me quito del cuello el pequeño colgante con un pequeño dispositivo de almacenamiento y lo miro fíjamente: "¿Será hoy el día?"

Hace unos años contratamos a una camarera Vanduul para regentar el primer Titty Twister que abrimos en Magnus. Apenas sabía hablar ningún idioma humano y su nombre era impronunciable, así que la acabamos llamando Vane. Nos contaba que le gustaba vivir entre humanos porque su raza era avanzada en artes y tecnología guerrera, pero muy atrasada en todo lo demás. No era raro que los clientes pasaran noches enteras escuchándola contar historias sobre la vida Vanduul, y aunque siempre había alguno que entraba increpando e insultándola, sobretodo cuando había habido enfrentamientos, nosotros la defendíamos y salvaguardábamos su integridad, sobretodo yo. Y ella lo notaba.

Era fea como su puta madre, pero hipnotizante a la vez, y entre nosotros fue creciendo algo que ni la diferencia racial pudo evitar. Me hizo cosas que ninguna humana querría o podría hacer, y aunque nuestra relación no era exclusiva, siempre hubo un lazo especial entre nosotros.

Por eso, aquel maldito día, cuando me miró a los ojos supo que ocurría algo. Y cuando le pregunté dónde había guardado el dispositivo de almacenamiento que había robado a un Senador de la UEE al que escoltamos el día anterior, ella no fue capaz de ocultar en su mirada que sabía de qué estaba hablando. Así que sin quererlo ni beberlo, Vane me apuntó con una pistola a la cabeza.

"No hagas eso, por favor", le dije. Se lo supliqué, juro por mi vida que le supliqué que bajara el arma. Empezó a decirme nerviosa que la UEE no era como nosotros creíamos, que se estaban cometiendo atrocidades con su pueblo, esclavizaban a los prisioneros, y los que se resistían eran torturados y eliminados en cárceles escondidas en planetas lejanos. Que el gobierno ocultaba toda esa información para que no saliese a la luz pública.

No la escuché, sólo quería que bajara el arma y que todo hubiese sido un mal sueño. Pero entonces apretó el gatillo y descubrió que yo había inutilizado previamente el mecanismo de disparo.

Saqué mi pistola, apunté, cerré los ojos y disparé varias veces deseando dentro de mí que ninguna impactara sobre ella. Abrí los ojos y me acerqué a su cuerpo tendido, antes de dar su último suspiro me regaló sus últimas palabras: "Os están engañando, amor mío".

Y como siempre hago cuando termino una misión, miro el dispositivo de almacenamiento intentando conseguir el valor suficiente para consultar su contenido y comprobar que ella estaba equivocada. Porque cualquier otra opción sería demasiado dolorosa para soportarla.

"¡Klyon! ¡Han encontrado a Malak!", escuché a Goldry gritar desde detrás de la puerta.

Supongo que hoy tampoco será el día.
« Última modificación: 12 de Mayo de 2014, 03:01:18 por Klyon »
 

12 de Mayo de 2014, 12:10:45
Respuesta #6

jowi

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Después de una misión no hay nada como volver de una sola pieza, todas tus partes enteras.
Y no hay mejor recompensa que cuando me encierro en mi nave en el hangar, a solas con ella y hago una muesca más junto a la foto de los monjes de la nave Fortaleza-monasterio que cuidaron de mi cuando era niño.

- estoy más cerca amigos.... cada vez queda menos para que sólo quede ese cabrón que nos separo de manera tan vil...

Los recuerdos de los momentos de paz y felicidad que viví siempre vuelven a mi después de las misiones y en los momentos de paz, no consigo sentir una alegría plena, siempre hay un atisbo de amargura en mi interior que seguirá ahí hasta que consiga completar mi próposito personal, limpiar la galaxia de escoría pirata.....

cegado en mis pensamientos no me fijo en Klyon, que se ha subido a una plataforma delante de mi cabina y esta arrimando tu peludo culo al cristal de ésta, mientras le oigo gritarme con gemidos,

- estás pensando en esto pequeño saltamontes??!!. Se rie a carcajadas mostrando y restregando sus posaderas contra mi limpia cabina.

que cabrón!, pienso para mí mientras se me escapa la sonrisa y dejo de pensar en las cosas que me atormentan.

- ya sabes que siempre las llevo en mi mente, mentor, es el único motivo por el que intento salir con vida siempre de los enfrentamientos, para volver aquí a ver tus peludas posaderas...- se me escapa ya la carcajada y salgo de la cabina.

Cuando decidí entrar en Space Cowboys, me dijeron que Klyon sería mi mentor durante un tiempo para enseñarme el funcionamiento de la organización y aprender todas sus tácticas, es algo que me chocó bastante pues es bastante más joven que yo, pero la verdad que ya parece un perro viejo, el combate le ha dado mucha experiencia y sabe enseñarme muchas cosas de tácticas para pilotar en grupo con otras naves.

Me siento bien aquí, se podría decir que he regresado a mi Fortaleza-Monasterio, donde me siento apreciado y hay un gran ambiente de equipo.

- vamos klyon invitame a algo, es lo menos que merezco después de contemplar esas cosas peludas!
 klyon bajo de un salto de la plataforma y riendo dijo,
- venga pequeño saltamontes! la cerveza no puede dejar de fluir por estos lares!!!

dándole una palmada en su trasero nos dirijimos a la cantina con una sonrisa.....

Solo hay un sitio donde esconderte...... ......tu tumba