1-El descenso
Sistema Kellog, flota Centinella formada por una Freelancer y una AndromedaEsta pequeña flota, la Centinella, tiene como misión devolver una Dragonfly robada a uno de los planetas frecuentados por militares, teniendo varios puntos de salto, sin saber exáctamente cual era su destino, debido a que era una misión sencilla pero, ante todo, debía de ser cautelosa, sin dejar rastro de su objetivo. No era la primera vez que hacían algo así, muchos eran los piratas que asaltaban las naves, se hacían pasar por los comerciantes y luego, asaltaban desde dentro. En la Andromeda se encontraba Marcus, aunque él pedía que le llamaran Mark. Era el más pequeño de todos, teniendo 14 años. Tampoco era raro que en una misión participen niños, algunas naves se estropean y es difícil colarse por algunos puntos de esta cuando hay que repararla, o simplemente, se les prepara para que puedan ser grandes comerciantes y con experiencia. Era lo que muchos querían, chicos entre 18 y 22 con experiencia en el campo de batalla. Normalmente, en este sistema no frecuentan enemigos, pero el universo era difícil de predecir. Algunos piratas estaban tan locos, que se atrevían a pasearse por el sistema Killian sin miedo alguno. Y esa vez, no fue una excepción. Sin previo aviso, unos desconocidos en naves de combate, aparecieron para rodear a la Andromeda y a la Freelancer. Esto no era algo nuevo, el protocolo era atacar si se veían en peligro, pero lo peor, es que no podían atacar si no eran atacados. Esto era un inconveniente, ellos podían usar sus escudos, pero de nada serviría. Pero Godric, el capitán de la Freelancer, decidió tener un as en la manga. Eran 5 naves, sabía perfectamente que, si conseguía encontrar una ruta de escape, podrían irse con facilidad, pero estaba esperando a que, como solían hacer los piratas, hablaran por la radio y pedir la rendición. Pero, a pesar de unos varios minutos, nadie dijo nada. Godric se estaba poniendo nervioso, ¿acaso los piratas estaban esperando eso? Por si acaso, pidió a los hombres que pusieran algunos de los misiles más potentes en las cápsulas de escape, junto a una bomba con un temporizador.
Mientras todo esto ocurría, los hombres que, a pesar de ser rápidos, eran meticulosos, sabiendo que no podían chocarse los unos con los otros. Gorx, el capitán de la Andromeda, se puso en contacto con la Freelancer, esperando alguna solución, pero fue cuando 4 de las naves empezaron a atacar al mismo tiempo, apuntando a las armas de los dos navíos. La quinta nave, empezó a moverse de forma rápida hacia una de las puertas de la Andromeda, donde estaba la Dragonfly. En un abrir y cerrar de ojos, el pirata que, salió de aquella quinta nave, empezó a perforar la puerta, sin tardar mucho en conseguirlo. Lex, el hermano de Marcus, se llevó a su hermano pequeño hasta la parte posterior de la Andromeda.
-Quédate aquí-Le exigió a Marcus.
-Espera, ¿Que vas ha hacer? -Intentaba salir con él, no quería alejarse de su hermano y, sobretodo, tenía miedo, ni él era consciente de que podría albergar tanto miedo. Lex suspiró, acercándose a la Merlin y abriendo la puerta, corriendo a mirar si aquel pirata estaba cerca, volviendo con su hermano de inmediato.
-Escucha Mark, sé que tienes miedo, es algo normal
-¡No tengo miedo!
-Yo si-Admitió Lex, en un suspiro mientras contempla a su hermano pequeño, mientras le pasa la mano por el pelo, sonriéndole. -Perdóname, compañero...-Antes de que Marcus pudiera decir nada, Lex le dio una patada en el torso, pero era más un empujón con el pie que una patada, haciendo que Marcus cayera dentro de la Merlin, mientras Lex manipula los controles para que la pequeña máquina empezara a desprenderse de la gran nave. Marcus golpeó el cristal, empujó y apretó el botón para abrir aquella cúpula, pero Lex se lo impidió desde fuera mediante unos códigos de acceso, aquella masa de cristal no se abriría hasta pasado un tiempo. Marcus seguía gritando mientras vio como se alejaba todo, hasta darse cuenta de que era él quien se alejaba, observando como la Freelancer había lanzado una cápsula de escape, impactando directamente contra una de las naves enemigas, haciéndola explotar por el vacío pasado unos segundos.
Todo era un caos, lleno de láseres y explosiones, pudiendo ver, o creyendo ver la gran compuerta de la Andromeda abrirse, dejando ver una sombra oscura que empezó a brillar, hasta que todo empezó a brillar, notando una gran presión, viendo como su nave empieza a arder. Aquella nave no estaba preparada para entrar o salir de los planetas, pero ahí estaba él, en esa pequeña nave. Caía, el suelo cada vez estaba más cerca y aquel montón de chatarra no respondía a nada, pero él tampoco conocía los controles. Creyó que iba a morir, sintiendo ganas de que llegara el gran final, el gran estallido... el gran boom. De repente dejó de sentir. El calor, la presión que le apretaba al asiento, su respiración. Fue durante un segundo, hasta que, como si hubiera despertado de una pesadilla, abrió los ojos y gritó, gritó muy fuerte, pero, aunque hubiera gente cerca, no podrían oírle debido a que seguía encerrado. Hasta que aquella gran cúpula salió disparada. Sintió un pequeño alivio al respirar aire, no era del todo puro, pero estaba en un planeta habitable. Seguía con la respiración acelerada, mirando a su alrededor, como cuando caes al suelo por tropezarte y miras por si alguien te ha visto, salvo que él buscaba algo, sin saber exactamente el qué. ¿Flora? ¿Fauna? ¿Gente? No, enemigos, sabía que, cualquiera que se hubiera percatado, podría saber su ubicación. Intentó levantarse para salir, pero cayó y rodó por la nave hasta llegar al suelo, sintiendo un dolor punzante en la pierna. Seguía asustado, pero también preocupado y no solo por él mismo, sino por Lex.
La primera noche no fue tan dura como esperó, pero al tercer día, sin agua ni comida, ni siquiera un techo para protegerse del viento y el sol, tuvo que ponerse firme y buscar alguna fuente de alimento. Lo primero era crearse algunas herramientas. Ni siquiera sabía por donde empezar, pero se decidió en utilizar una piedra mediana. Caminó en linea recta, sin dejar de perder la Merlin. "¿Porqué lo haces? Nadie va a encontrarte por esa nave, está rota y no puede hacer nada por ti, aléjate y sigue buscando algo mejor" Pero no se escuchaba a si mismo, solo quería que le encontraran, quería que le ayudaran, quería volver a casa. No tardó mucho en encontrar un gran animal muerto, sorprendido de su suerte, se acercó y miró a su alrededor, notando como se estaba desangrando. Cayó a la cuenta de que lo acababan de matar pero... ¿Que? ¿o quien? No quiso pensar mucho, solo en arrancar un poco de carne y volver a la Merlin, arrancando un trozo de chapa para colocarlo detrás del motor, colocando aquel trozo de carne a una cierta distancia del motor, volviendo después de tanto, al interior de la nave, intentando arrancarla. Le costó un poco, en realidad varios intentos, pero consiguió hacer una llamarada, la cual cocinó la carne. Cuando estaba a su gusto, dejó el motor apagado, empezando a comer. Después de tanto tiempo, él solo pudo sonreír, había tenido mucha suerte, se sentía cómodo, a salvo y todo eso, solo le hizo tener ganas de llorar, sin contener sus lágrimas, pero sin emitir sonido, hasta que rompió a llorar, dejando de comer para quedarse dormido cerca de la Merlin. ¿Cuanto aguantaría en ese lugar?
