Hey, hola a todos. Soy el Viejo Jegger, y por fin estoy de vuelta con otra mirada a la vida
Lejos de Casa. Ha pasado una miaja de tiempo desde la última vez que estuve aquí haciéndoos llegar mis ideas a través de la negrura, por lo que le doy las gracias a todos los que han intentado contactar conmigo durante mi ausencia, preguntándose si me encontraba bien, pero no es de mí de quien debería estar todo el mundo preocupado, sino de
Shana.
Todo empezó hará unas dos semanas. Me desperté de un profundo sueño empapado en sudor. Resulta que tengo la costumbre dejar la temperatura alta. Ni siquiera tengo una manta en mi litera, porque lo más probable es que acabe tirada al suelo en vez de tapándome, por lo que, al estar medio dormido, no me di cuenta de que el problema no estaba en mí, sino en
Shana. Así que me limité a darme la vuelta para dormir un rato más.
En realidad, debería haberme dado cuenta de que pasaba algo raro. Normalmente, me quedo dormido como un tronco nada más descansar mi cabeza sobre la almohada y no me despierto hasta que suena la alarma. Algunos dicen que es un don, pero este tipo de sueño tan profundo tiene sus inconvenientes cuando vives solo. Hubo una vez en que
Shana se metió en el campo de asteroides más exterior de Taranis y yo seguí durmiendo a pesar de todos los avisos que iban sonando. Por suerte, me desperté antes de que algún asteroide reventara el casco de
Shana y me enviara al espacio en calzoncillos. Tras ese incidente, puse el volumen de sus alarmas al máximo para asegurarme de jamás volvería a quedarme dormido durante una emergencia; o al menos eso es lo que me pensaba.
Al despertarme esta vez en mitad de la noche, no oí ninguna alarma o aviso. Pero cuando me despabilé unas cuantas horas más tarde, hacía tanto calor dentro de la nave que pensé que nos habíamos salido del rumbo y metido dentro de un flujo término o qué se yo. Pero no era ése el caso.
Resulta que al disipador térmico se le habían frito unas cuantas bobinas. Estaba funcionando lo justo para mantener los sistemas esenciales en activo. Y además estaba emitiendo una señal infrarroja lo suficientemente potente como para ser detectada a través de un punto de salto.
Me pasé unas cuantas horas trasteando con él, pero sólo conseguí devolverlo al 50% de operatividad. Ya me había dado cuenta de que el cacharro había estado haciendo el tonto últimamente, pero no esperaba que fuera a averiarse por completo. Lo tenía desde hacía tanto tiempo, y había sido siempre tan fácil de reparar, que jamás habría esperado que ocurriera algo como esto. Supongo que me había malacostumbrado. Así de bueno era este disipador. Nunca había tenido que preocuparme de él... hasta ahora.
Dudo que esto vaya a sorprender a nadie, pero soy un poco quisquilloso con qué tipo de componentes reciben el honor de ser instalados en
Shana. Si consigues hacer trabajar juntos los componentes correctos, las Lancers del 32 sueltan el ronroneo más agradable de todas las naves en las que he estado. Por eso, nada más darme cuenta de que me hacía falta un nuevo disipador término, supe que encontrarlo iba a ser toda una aventura, porque sólo había uno lo suficientemente bueno para
Shana: un J-Span Cryo-Star de 2927.
Los coleccionistas van en busca del modelo del 27 porque conmemoró el centenario de la compañía. Al tratarse de su disipador de mejor calidad, J-Span cuidó hasta el último detalle y le dio al Cryo-Star un impresionante esquema de pintura personalizado. Os aseguró que incluso hoy en día sigue llamando la atención. A los coleccionistas les encanta porque lo hace parecer especial, pero a mí me encanta debido a varios pequeños ajustes que los diseñadores le hicieron a la manera en que van encajadas todas sus piezas, y que lo hacen muchísimo más fácil de arreglar y modificar. Ésa es parte de la razón por la que tuve tanto tiempo el mío.
En todo caso, yo estaba en Ellis en ese momento, y sabía que necesitaba hacer una parada para darle un respiro a
Shana mientras yo averiguaba dónde podía encontrar un nuevo disipador. La estación más cercana resultó ser una Rest & Relax. Aterrizamos en ella y me di una vuelta por su interior para pillar unas cuantas cosas esenciales y preguntar acerca de vendedores de componentes decentes.
Normalmente, pasó de largo las R&R si de mí depende. No me interpretéis mal. Las R&R están bien. Son el tipo de sitio que se describe a sí mismo como «instalaciones limpias y seguras», pero esto también las hace un poco sosas para mi gusto. Sabes exactamente qué puedes encontrarte: cadenas de tiendas ofreciendo los mismos productos en todos los rincones del universo. Si eso es lo que necesitas, entonces las Rest & Relax son geniales.
Pero si eres como yo, y necesitas un componente especial o simplemente estás buscando algo que tenga un poco de sabor local, entonces te recomiendo que busques un lugar de parada independiente. Su aspecto no es tan bonito, ni, si os soy sincero, tampoco son tan seguros, pero en ellos de tanto en tanto encuentras alguna cosa especial o inesperada acumulando polvo en el estante de una tienda. Los descubrimientos inesperados no ocurren cuando hay alguna megacorporación administrando el inventario desde su sede.
Así pues, mientras yo daba vueltas por la R&R, me metí en el Hardpoint Guts de la estación. El dependiente se fijó en que yo estaba mirando los disipadores y en seguida empezó a intentar convencerme de que comprara el más caro de todos. Estuve un rato escuchándole divagar sobre evaluaciones de expertos y calificaciones de la Guía Whitley, para luego explicarle que sólo me iba a servir un Cryo-Star del 27. Empezó a darme la tabarra acerca de lo mucho que discrepaba con mi opinión, por lo que le hice callar y empecé a soltarle mi propia diatriba acerca de por qué los disipadores que me estaba intentando endosar eran peores. Bueno, supongo que mi explicación fue un poco brusca, porque me pidieron que me marchara de la tienda. No sería la primera vez que me dejo los modales en mi nave. Odio admitirlo, pero eso me sucede cada cierto tiempo después de pasarme en periodo prolongado a la deriva.
Resulta que nuestra discusión había llamado la atención de otra persona en la tienda, que me abordó cuando salí del establecimiento, dijo llamarse Stacy y me explicó que tal vez podría ayudarme. Al principio me pareció una encerrona, pero cuanto más tiempo hablaba con ella, más reconocía a una compañera del espacio. Me di cuenta de que Stacy llevaba mucho tiempo
sin conversar con nadie, pero cuando empezamos a hablar sobre naves, parecía que para ella ése era un tema de conversación inagotable.
Stacy y yo nos pasamos unas cuantas horas charlando en un Gino's Hot Bird, y al final ella acabó confiando en mí lo suficiente para pasarme las coordenadas de un depósito de chatarra que había visitado a lo largo de los años. Me aseguró que estaba lleno de viejos componentes y piezas esperando a ser reaprovechados. Si había algún Cryo-Star del 27 en un radio de unos pocos saltos de Ellis, tenía que ser allí. Pero había un gran inconveniente: estaba en Nexus.
En circunstancias normales, Nexus está en mi lista de sistemas a evitar. Sí, ya sé que, técnicamente, es un sistema de la UEE, pero eso sigue sin hacerlo completamente seguro. De manera que, si me topo allí con otra nave, hay muchas probabilidades de que se trate de un forajido con malas intenciones o un agente de la ley de gatillo fácil que le dará un vistazo a
Shana y supondrá que estoy pasando algo de contrabando. Ninguno de estos casos es lo que yo llamo una situación divertida, y por eso es por lo que evito este sistema.
Aun así, la oportunidad de recuperar un disipador del 27 en vez de tener que gastarme una fortuna en comprarme uno era una razón lo suficientemente buena para saltarme mis reglas. Así que volví apresuradamente a
Shana, la puse en funcionamiento todo lo bien que era posible en esas condiciones y me encaminé hacia Nexus.
Debo decir que éste ha sido el viaje que más me ha crispado los nervios en muchos años. Con el disipador término funcionando a mitad de eficiencia, tuve que configurar cuidadosamente mis sistemas para evitar que las emisiones infrarrojas de
Shana llamaran demasiado la atención. Tuve incluso que apagarla por completo unas cuantas veces en momentos en que alguna nave estaba demasiado cerca para mi gusto.
Mientras me aproximaba a las coordenadas en Lago, apareció ante mí un gigantesco cementerio de naves. El corazón me dio un brinco. Si no estuviera en medio de territorio disputado por forajidos, podría pasarme semanas rebuscando en los pecios arruinados que había esparcidos. Aterricé en las cercanías y me dirigí hacia el lugar. De repente, la perspectiva de encontrar un modelo concreto de disipador parecía real. Esta búsqueda iba a ser tan emocionante como desafiante.
Stacy me había dado una serie de consejos sobre este sitio. El primero era hallar a los tipos que viven aquí y pagarles cierta cantidad para que me permitieran curiosear por la zona. Eso te da permiso para rapiñar todo lo que puedas hasta que se haga de noche. Si te pillan sin que les hayas pagado... bueno, supongo que te hacen acabar pagando de una manera u otra.
Tras pararme en un pequeño refugio subterráneo y pagar mi tarifa de entrada a un individuo con pinta de pocas bromas envuelto en capas de ropa para protegerse de los fuertes vientos, me moví lo más rápido que me permiten estos viejos huesos a través del caótico revoltijo de derrelictos. Cada vez que entraba en una de esas naves medio destruidas me ponía nervioso pensando en qué o quién podría haber dentro. Se oían disparos a lo lejos. Stacy me había advertido que los forajidos usaban algunas veces este lugar para esconderse de bandas rivales o de las fuerzas policiales.
Busqué y busqué, y a medida que el sol empezaba a ponerse, mis nervios iban aumentando. Todavía no había encontrado mi disipador, y consideré la posibilidad de darle a la gente que estaba al cargo de este sitio algunos credis extra para que me dejaran trabajar toda la noche, pero al final decidí no hacerlo. Diablos, si hasta estuve un par de minutos mirando un BlastChill herrumbroso mientras pensaba si más me valía contentarme con lo que había encontrado hasta entonces, porque deambular a oscuras por ese sitio provisto solamente de una linterna era algo más peligroso que inteligente. Al final, me figuré que lo mejor sería limitarme a volver a probar suerte mañana. Mientras volvía a
Shana, me fijé que había otra Lancer del 32.
Veréis, soy el tipo de persona que cree que el destino es lo que tú creas con tus acciones, pero incluso a mí me pareció que eso era una señal. Me metí en esa nave y empecé a quitarle todos los componentes originales. Estaba tan enfrascado en la tarea que tardé una eternidad en darme cuenta de que esta nave también tenía un disipador Cryo-Star del 27. Me hice con él, junto con todo lo demás que me era posible acarrear, y volví a toda prisa a
Shana. Llegue incluso a darle vueltas a la idea de volver a ese sitio a por más cosas, pero al final decidí que era preferible no forzar mi suerte.
En vez de eso, me marché de allí y aterricé en Reis, que es probablemente el único lugar verdaderamente seguro en todo el planeta. Está atestado, pero la gente de allí se mostró bastante amable. Alquilé un hangar y me pasé los siguientes días instalando todo lo que había podido rapiñar. Para cuando me largué del sistema,
Shana funcionaba mejor que nunca.
Es curioso, pero mientras yo estaba aquí contándoos esta historia, me he dado cuenta de algo extraño. Puede que Shana sea la única cosa en el verso por la que estaría dispuesto a arriesgar mi vida. No estoy seguro de si eso...
(
pitidos tremendamente estridentes )
Maldición, ¿cuánto tiempo me he pasado divagando? Será mejor que lleve a cabo esta entrega antes de que el cliente se ponga picajoso. Ni tan siquiera he tenido oportunidad de contaros cómo he empezado a hacer mi propio yogur con nada más que un termo. Supongo que eso tendrá que esperar hasta la próxima ocasión.
Hasta entonces, soy el Viejo Jegger, y ya os volveré a ver en algún sitio
Lejos de Casa.
Traducción por Vendaval en
Ciudadano Estelar.https://robertsspaceindustries.com/comm-link/spectrum-dispatch/16092-Far-From-Home-Cooler-Quest