Hola a todos:
Miembros y lectores, hoy os traigo lo que para mí es algo muy personal pero que debe ser compartido, muchos se ven intrigados por todo lo que supone Star Citizen y no tantos aprovechan esta oportunidad para poder intentar crear un nombre en este basto universo. Yo ya hice esto en mi anterior clan y mi historia llegaba a las 16 páginas, había gente que la seguía y otros simplemente pasaban por el foro de vez en cuando por si se decía algo importante. Espero que este clan se convierta en mi nuevo hogar y me aceptéis (todavía tengo que hablar de unas cositas con Delan
) por eso pongo algo de mi parte y haré algo que espero que os guste: os contaré mi historia.
Un saludo y nos vemos por el Verso.
PD: mi historia constará de bastantes capítulos y el primero sirve de introducción aunque ya empiezo a entrar en materia. Me tomo ciertas licencias de escritor y algunos datos que aluden al juego pueden no ser reales o verdaderos al 100%. También si me dais permiso usaré vuestros nombres para crearos un personaje en mi historia. Eso es todo, espero que la disfrutéis tanto como yo.
Capítulo 1: Historias difíciles
Es de necios creer que las grandes historias son las que acaban con un final feliz, aquellas en las que el protagonista se enfrenta solo al peligro y lo vence gracias a sus infinitas habilidades. En algunos casos le acompañan otros personajes que quedan empequeñecidos a su lado y en raras ocasiones son esenciales.
Lo que voy a contar servirá para desenmascarar la mayor red de piratería que se oculta dentro del sistema, la UEE ya estaba infectada desde sus comienzos y muchos que han luchado contra la corrupción y la piratería han muerto. La Fiscalía es una de las partes que más ha sufrido desde su creación y la burocracia solo servía para tapar la realidad: el gobierno tal y como lo conocemos ha llegado a su fin.
Mi historia comienza en el año 2920 cuando nace un niño de una de las familias más poderosas de Terra, ese niño era yo. Mi padre era Almirante de la UEE y mi madre Directora, el cargo más alto de la Fiscalía. Ellos habían llegado a la cima luchando contra todos los que suponían un peligro para la sociedad (piratas, corruptos, asesinos...…) y justamente fue eso lo que los mató. A mis 2 años ellos fueron víctima de un atentado que intentaba acabar con el Emperador, por desgracia nunca se pudo dar con la persona o personas que lo llevaron a cabo pero los rumores apuntaban a un grupo paramilitar conocido como el Escuadrón Serpiente, en él se encontraban exmilitares y personas que deseaban acabar con el gobierno utilizando todos los medios necesarios.
La muerte de mis padres hizo que a mí me llevasen a un orfanato, nadie quería quedarse con un niño que podía atraer la atención de gente peligrosa. Mi vida fue difícil, allí aprendí a pelar y a defenderme, a los 16 años me enviaron al ejército para deshacerse de mí; no era normal que aceptasen reclutas tan jóvenes pero como las cosas andaban difíciles y los alienígenas estaban abriendo frentes, carnada como yo servía para atraer el fuego mientras se atacaba por otro flanco. No voy a mentir, allí perdí a muchos amigos y forjé nuevos enemigos pero en 3 años fui ascendido a Sargento Mayor y me concedieron el grado de Ciudadano, seguramente hubiese tenido futuro pero yo sabía que mi camino era otro.
Con un par de llamadas de mis superiores conseguí abandonar el cuerpo rápidamente, la paga que había conseguido ahorrar (y pedir que me devolviesen algún favor) me sirvió para adquirir un F7 Hornet que aunque estaba adaptado para uso civil todavía era capaz de destruir otras naves y con cierta facilidad. Ese periodo de mi vida fue oscuro y amargo, me gané la vida realizando trabajos de dudosa reputación, mate gente inocente y perdí mis escrúpulos, fue en un combate cuando logré abrir los ojos.
La misión consistía en transportar un paquete de Terra a Kiel. No podía hacer preguntas ni mirar el contenido del paquete, simplemente debía llegar al sistema y mi MobiGlas se encargaría automáticamente de mandar mi ubicación al que tenía que recogerlo. Parecía fácil pero cuando ya estaba en mi destino me convencí a mí mismo de que no pasaría nada si probaba mi nuevo escáner de mercancías sobre mi propia carga. Ese escáner no solo funcionó, salvó mi vida