by Goldry on Lun Dic 16, 2013 14:45:41 DÍA 27
El hornet F5A se escoraba lentamente atraído por el cercano campo de asteroides. Alrededor de el flotaban los restos del ala derecha y parte de los estabilizadores. El viejo F5A estaba condenado. A lo lejos se vislumbraba un extenso campo de asteroides.
- Espantapájaros de Ciudad esmeralda. Inicie las rutinas previas al EVA de emergencia y vaya enunciándolas - dijo una voz metálica a través del audífono.
- Recibido Ciudad esmeralda.
- Equipando mochila de supervivencia.
- Ok.
-Comprobando carga de gas propulsor.
-Carga Ok.
-Comprobando estado del transpondedor de rescate.
-Transpondedor Ok.
-Comprobando arma reglamentaria y munición.
-Ok.
-Ciudad Esmeralda de Espantapájaros.
-Adelante Espantapájaros.
-Preparado para EVA.
-Recuerde que a partir de ahora se decreta silencio en la red. Proceda con cuidado Espantapájaros. Buena suerte.
Con un golpe seco pulse el botón que hizo estallar las cargas acopladas a los cierres de la marquesina con el fuselaje, esta se alejó con rapidez y silenciosa desapareció en la inmensidad. Me desabroché el cinturón. Las gotas de sudor que se acumulaban en las cejas resbalaron hacia los ojos haciendo que me escocieran. Era tanto el sudor que el traje no podía procesar el excedente de humedad.
El láser de medición acoplado en el casco del traje me informó que el asteroide más cercano se encontraba a unos dos mil cuatrocientos metros, pero lo descarte, su velocidad de rotación era demasiado elevada para mi ángulo de entrada, si llegara a hacer pie saldría despedido hacia el infinito. Así que fije el láser en el siguiente pedrusco, una mole de aspecto ominoso , si los asteroides tuvieran cara la de este sería la de un matón de Spider. Su cara visible estaba surcada por mil y un cráteres de diferentes tamaños, de la parte superior respecto a mi plano y surgiendo de su cara oculta una gran falla irregular lo dividía en dos. Ese sería mi destino. Me separaban de él unos cuatro mil ochocientos metros, a una velocidad de unos 6 m/s seria un paseo de unos 15 minutos.
Con cuidado me incorpore en el asiento y me preparé para impulsarme y así alejarme de la nave. Antes de hacerlo dirigí la mirada hacia la zona de combate, a lo lejos la batalla se recrudecía por momentos, las ráfagas y los proyectiles incandescentes surcaban el vacío unos contra otros algunas veces dejaban tras de si una preciosa explosión de color azul celeste y rojo.
Volví a centrarme en mi objetivo, el asteroide cara-rajada. Tome impulso y salté intentando conseguir una trayectoria más o menos correcta, el traje haría el resto.
Una vez el traje corrigió la trayectoria, me relajé, tenía un cuarto de hora hasta llegar a mi destino.
A los pocos minutos empezó lo que algunos llaman “el vértigo”...
Cuando dejas de estar centrado en algo y no hay estímulos externos tu cerebro hace cosas raras. Notas los pulsos en las sienes, los notas y los oyes, sientes como tus jugos gástricos disuelven la última comida, el cerebro intenta construir patrones reconocibles de lo que tus ojos ven pero en el espacio hay pocas referencias y el resultado son aberraciones visuales, fantasmas.
Tuve un momento de pánico, la misma sensación de cuando te despeñas en un sueño, una caída eterna un vértigo monstruoso. Cerré los párpados fuerte hasta que ante mi danzaron miles de puntitos brillantes.
Utilice un viejo truco mental.
¡¡Cien mil!!
¡¡Noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve!!
¡¡Noventa y nueve mil novecientos noventa y ocho!!
¡¡Noventa y nueve mil novecientos noventa y siete!!
¡Noventa y nueve mil novecientos noventa y seis!
Ya podía respirar mejor.
Noventa y nueve mil novecientos noventa y cinco.
Noventa y nueve mil novecientos noventa y cuatro.
Los músculos se empezaron a relajar.
Noventa y nueve mil novecientos noventa y tres.
Noventa y nueve mil novecientos noventa y dos.
Volví a abrir los ojos y descubrí que Cara-rajada estaba un poco más cerca.
Noventa y nueve mil novecientos noventa y uno.
Noventa y nueve mil novecientos noventa.
Noventa y nueve mil novecientos ochenta y nueve…
Mi pulso retornó a un ritmo más normal.
Debía distraer a mi cerebro, darle algo en lo que pensar. Inicié un escaneo de los sistemas del traje.
Ese traje era una pequeña maravilla, solo existían doce. Era un prototipo hecho ex profeso para el grupo de intervención especial de los marines. Disponía un transpondedor de entrelazamiento cuántico que lo conectaba a tiempo real con el ordenador de abordo de la Jerusalén, a todos los efectos disponía de toda la potencia de cálculo del computador de matriz de cuantos del portanaves auxiliar.
Otra de las características únicas del traje era el sistema impulsor, este último en conjunción con el novedoso sistema de garfios, el material de estos y su composición son aun mas secreto que el traje en si. Todo esto dotaba al traje de una agilidad inaudita, característica en extremo útil en las operaciones de abordaje en marcha, algo impensable para cualquiera que no contara con este sistema.
Estaba aún divagando sobre las bondades del traje cuando una lucecita empezó a parpadear furiosa. Tenía compañía.
Aún estaban lejos pero se acercaban a gran velocidad. Un F5A y un acosador tevarin. No podía hacer otra cosa que intentar pasar desapercibido y rezar al Viajero.
El hornet estaba en apuros su ala derecha había desaparecido y perdía plasma, aunque parecía que sus escudos aún aguantaban su intención era llegar al campo de asteroides e intentar despistar al tevarin. El acosador por su parte no es que estuviera mucho mejor, una grieta recorría el casco de frente a trasera por donde salían chispas a cada cambio de timón. Pero le había ganado la cola y no soltaba su presa.
Casi me habían alcanzado cuando el F5A en un acto de desesperación giro sobre si mismo y le soltó todo lo que le quedaba. Me recordó a las viejas películas de piratas donde los barcos se ponían a la par y soltaban salva tras salva de metal y metralla. Los escudos de los contrincantes fluctuaron. El hornet estalló primero seguido del tevarin el casco del cual no pudo soportar los últimos disparos del F5A. Era difícil que hubiera supervivientes pero tenía que comprobarlo.
Frené el traje y me impulse hacia los restos de los dos pecios.
CONTINUARÁ…