...que antes de que se inventara el antes, cuando el vino sabía a vino de la Tierra, los planetas eran inhóspitos pero hospitalarios, los valientes peregrinos saltaban al vacío sin mirar atrás, cuando los negocios se cerraban en estaciones sin nombre pintadas de negro, cuando los piratas tenían un código y además lo seguían, ya muchos se sorprendían al ver pasar a esos grupos de mamados transportistas, borrachos mineros picasteroides y expertos pilotos con pulso tembloroso; feos, desgarbados, ruidosos y siempre sonrientes, que además de compartir esa extraña insignia en sus sucios trajes, siempre entonaban alta y desafinada la misma canción:
"No recuerdo dónde vengo
ni me importa dónde voy,
mi hogar son las estrellas
y mi patria donde estoy.
Mi nave es mi montura.
El espacio... la llanura.
¿La cerveza? ¡Con espuma!
¡Y mi hermano es un Cowboy!"